sábado, 19 de abril de 2014

DEL CARROMATO AL AUTOMÓVIL




En la Ciudad Bolívar de ayer, las distancias largas se cubrían sobre bestias y embarcaciones. Con la introducción de la rueda surgió el carromato, luego vino el Coche y seguidamente (1904) el primer automotor.


            La Guayana colonial no supo del transporte de rueda. Humboldt lo observa sorprendido en 1800, año en que el transporte se hacía en barco y a lomo de burro, mula, buey o caballo. La guerra de Independencia que permitió mayor penetración comercial de países distintos a España, como Inglaterra y los Estados Unidos, dio a conocer la rueda, invento mesopotámico que estaba siendo aprovechado fabulosamente en la industria del transporte.
            Los primeros medios de locomoción y transporte conocidos por los bolivarenses fueron el wagon o carromato, no más que una troja montada sobre cuatro ruedas tiradas por seis u ocho puntas de bueyes. Lo conducía un experto llamado carrero o arreador, provisto de una caña delgada que tenía en la punta un clavo con el cual lastimaba a los animales cada vez que se retardaban en la marcha.
            El carromato se destinaba a carga pesada y de mayor cuantía, y para la liviana se utilizaba el Ruleto, carro de dos ruedas tirado por dos o tres yuntas de bueyes. Luego en 1900 surgió el carro de mulas, mucho más rápido.
            El transporte tirado por animales revolucionó el comercio agrícola, pecuario y minero de Guayana. Famosos en la historia regional son los Carreros del Yuruari, que transportaban mineros y oro entre Puerto de Tablas (San Félix), Upata y el Callao. Las jornadas eran largas y penosas, sobremanera en tiempos lluviosos.
            Como la ciudad se reducía a la superficie de la colina con calles empedradas y canaladas, sus habitantes preferían caminarla antes que utilizar otros medios como el Coche, por ejemplo, ya conocido en Caracas. Uno de los primeros coches llegados a la ciudad perteneció a don Antonio Liccioni, con el cual daba paseos por las afueras.
            Las vías apropiadas para paseos en coches Fhaeton y Victoria eran las calles Orinoco y Alameda hasta el Dique. En 1911 se inauguró el paseo 5 de Julio que permitía en cierto modo darle la vuelta a la ciudad y proseguir por caminos que conducían hasta los Baños de La Mariquita y San Rafael.
            Entre las empresas de Coche más importante estaban La Moderna de Luís Felipe Contreras (moderna porque las ruedas de sus coches eran de goma), la de Joe Patrick y Francisco Piraldi.
            El 26 de octubre de 1904, con motivo de la inauguración del Hipódromo, se trajo a la ciudad el primer transporte colectivo de pasajeros, un ómnibus, el cual se estrenó para llevar pasajeros, desde la cantina El Oasis de la calle Orinoco hasta el Dique y el Hipódromo. Su administrador, Francisco Piraldi, lo alquilaba también para excursiones de 6 a 4 de la tarde. El 8 de septiembre de 1905, el servicio del ómnibus fue extendido hasta el Morichal el Prado.
            El 21 de agosto de 1908, la Municipalidad dispuso mediante decreto el registro de los carros bueyes de dos ruedas llamados ruletos, los cuales eran utilizados por sus dueños para conducir a la ciudad, queso, carne, palmas, carrizo, casabe, papelón, maíz, frijol y vituallas, entre otros productos de los fundos.
            El primer accidente en Coche lo sufrió Victor Manuel Silva Carranza al desbocarse el caballo del coche que conducía. Más luego se previno públicamente contra los accidentes que pudiera originar en calles de la ciudad, la temeridad de quienes enganchaban caballos cerriles para tirar coches a objeto de domarlos.
            El primer automóvil lo introdujo en la ciudad en medio del alborozo y gran curiosidad popular, el comerciante corso Ángel Santos Palazzi, el 6 de marzo de 1913, y poco después tuvo que cederlo a Andrés Juan Pietrantoni, Presidente de la Electricidad de Ciudad Bolívar, cuando debió ir a pelear y morir en Francia en la Guerra del 14. Se trataba de un Dion Bouton, marca francesa, al que le siguieron los Ford americanos y canadienses que rápidamente se multiplicaron. Un año antes había llegado a Caracas desde La Guaira y por la carretera vieja en construcción, el primer automóvil, propiedad del General Raimundo Fonseca, quien había sido Presidente del Estado Bolívar en 1886.
            El 21 de abril del mismo año se introdujo el segundo vehículo. Lo trajeron los empresarios Navarro y Carrillo León, conducido por Luís González Jordán, a objeto de inaugurar con él un servicio de pasajeros que cuatro meses después reforzó un ómnibus-camión y un automóvil de paseo. En la ocasión (primero de agosto de 1913) reseñó el diario “El Luchador”: “Ya son cuatro los automóviles que transitan por nuestras calles. Signo de progreso cierto son estos vehículos que poco a poco y en número suficiente irán acelerando el movimiento de la ciudad”.
            Al establecerse este servicio, la Municipalidad se apresuró a sancionar una tarifa para paseo y carga. Paseo 5 de Julio, Bs. 0,50. Paseo a La Mariquita, Bs. 2. Por 46 kilogramos de carga dentro del perímetro de la ciudad, Bs. 0,37 y fuera del perímetro, Bs. 0,50. Por primera hora de paseo de lujo, Bs. 20 y Bs. 16 las horas subsiguientes.
            1913 vino a ser el año en que se desató la fiebre del automotor en la ciudad y los comerciantes y empresarios importantes inmediatamente se pusieron en sintonía con la gran novedad y fueron combinando, cuando no sustituyendo, los coches de tiro con el automóvil.
            Los paseos a La Mariquita que era uno de los parajes naturales más sugestivos de la ciudad, se inauguraron el domingo 10 de agosto de 1913.          Para 1914, coches y autos se desplazaban por calles y Paseos de la ciudad, lo que obligaba al Gobierno del Estado y Municipalidad a remodelar y mejorar la vialidad. Adaptar los transeúntes y animales de tiro a la realidad de los automotores fue todo un  proceso lento y gradual hasta que al final carromatos y coches comenzaron a extinguirse a partir de los años treinta o mientras subsistió en el Callejón Dalton (calle Piar de Ciudad Bolívar) la famosa Herrería de Humberto Bates, especializada en reparación y fabricación de vehículos de tracción de sangre. Humberto Bates fabricaba carros para mulas, ruletos y wagones. Asimismo, unas ruedas especiales para rodar por arenales y espuelas para la explotación del balatá, estilo inglés o como las muy prácticas de Demerara.

 


Ancla 1.
El  primer accidente
En 1913 ocurrió el primer accidente por arrollamiento y en el cual fue responsabiizado el germano Georg Wantzelius. Este se produjo en el Paseo 5 de Julio, resultando la niña de 12 años, María Ignacia Franco, con aporreos generalizados y fractura en la pierna izquierda.
Al reseñar este primer accidente automovilístico, el Luchador señaló que “La infeliz víctima de la velocidad que desarrollan los automóviles, particulares en las afueras de la ciudad, fue conducida al Hospital Ruiz, donde fue debidamente atendida por los doctores García Parra y Blanco Ledezma. Es de oportunidad, ya que desgraciadamente se cuenta una víctima de la carrera desenfrenada de los automóviles, recordar a los conductores, sea dueño o chauffer, la obligación de hacer sonar la bocina, que para el efecto llevan, no sólo en las bocacalles, sino en todos aquellos sitios que puedan ser de peligro para los transeúntes”.


Ancla 2.
Llegada del primer auto a Soledad
La llegada del primer automóvil –un Ford- a Soledad causó gran revuelo y el vespertino El Luchador publicó la siguiente información:     “Automóvil en Soledad sin precedente. Es la gran facilidad que proporciona hoy en Soledad, el famoso Ford que acaban de recibir por el último vapor americano los señores Bermúdez Hermanos y Francisco Palermo, con lo cual quedan evitadas las molestias y dificultades que sufrían los bañistas deseosos de saborear las caricias de los inmejorables chorros del río La Peña y los no menos famosos chorros de La Romana en donde más de un enfermo de allende y de aquende el Orinoco, han encontrado en sus aguas termales la salud deseada que no lograra devolverles la ciencia y paciencia del mismo Yaguarín.

 


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