lunes, 7 de julio de 2014

LOS 80 AÑOS DE RAÚL VILLEGAS

(Entrevista hecha por Américo Fernández y publicada en el diario El Expreso el 3 de abril de 1988)



Raúl Villegas cumple 80 años. Nació en 1908, el 3 de abril, un día que nos recuerda al escritor norteamericano Washington Irving y al actor Marlon Brando, aunque de ellos no exhiba Raúl sino la voluntad, el impulso y espíritu creador, característica de los areanos.
Nació en Tumeremo cuando el presidente Cipriano Castro claudicaba en el Palacio de Misia Jacinta a causa de un riñón y en el Estado Bolívar, el hábil Francisco Linares Alcántara se iniciaba en la Gobernación que dejaría a fines del mismo año para convertirse en el Premier del hombre de la mulera.
Era el época del balata y el oro a cuyo comercio se dedicaba su padre el General Héctor Villegas, nieto de don Antonio Liccioni, que se tenía entonces como el corso más rico de Guayana.
La madre de Raúl era Pepita Ruiz, descendiente del médico José Angel Ruiz, presidente del Estado Bolívar en 1980-1892 y fundador del Hospital Ruiz en el edificio que hoy sirve de asiento a la municipalidad. Ella era casada con el general Héctor Villegas Liccioni, quien estuvo dos años preso en el Castillo de Puerto Cabello, por hacerle oposición a El Cabito desde las trincheras de la Guerra Libertadora que tuvo a Ciudad Bolívar como último baluarte.
De manera que nuestro entrevistado de la semana es de prosapia en lo político como en lo social y siguiendo ese camino se ha destacado como servidor público, dirigente gremial y productor agropecuario. Es como dice su coetáneo de toda la vida, Horacio Cabrera Sifonte, un llanero nato que ha sufrido muchos encontronazos, pero que jamás se ha caido. Siempre ha estado plantado como un roble y como un gallo de Navarra quiere morir, en la raya, con entereza y dignidad. Como decía don Fernando Virguez en los momentos críticos: Salvando la cabeza, carajo, aunque un rayo me parta...

INFANCIA EN EL YURUARY
-En Tumeremo, pueblo pequeño del Yuraury, de gente sana, que vivía de la explotación del balatá, el oro y la ganadería extensiva, transcurrió la infancia de Raúl Villegas Ruíz pues a los siete años lo reclamó la educación formal establecida en Ciudad Bolívar bajo la: receptoría de don Régulo Machado.
Pero su padre el General Villegas no lo quería mucho tiempo en el Colegio y a la edad de 13 años lo sacó para que se adiestrara en el duro oficio del llanero allá en su finca de Carrizalito, cerca de la Paragua y después en el Hato "Las Guadalupe" en El Tigre, donde ejerció la administración de la finca por espacio de cinco años. Luego fue Caracas y nuevamente Ciudad Bolívar para encargarse del Hato Cantarrana que siempre fue de la familia y que aún
permanece en sus manos, allí mismo en el Caroní, cerca del cual desde hace cinco años no ha podido invertir por prevención de la misma CVG.

EMPRESARIO SARRAPIERO
En 1930 tuve varios contratos para la recolección de la cosecha de sarrapia por la región de Soapure, Cuchivero, Guaniamo y Turiba. Esto duró hasta 1945 cuando un trabajador armado con una escopeta morocha me sacó de circulación. Ocurrió porque el Fiscal de la sarrapia que era un hombre alevoso me fue a buscar para someter al trabajador que había tenido un encontronazo con él. Al salir del campamento con el Fiscal, el trabajador que había seguido sus movimientos y acechaba, nos disparó. Siete guáimaros me atravesaron el pericardio, los riñones y el estómago. El Fiscal, igualmente, recibió lo suyo, pero murió en Caracas.
En cuanto a mí, superé la situación. Afortunadamente el Embajador de los Estados Unidos que disponía de un hidroavión para entonces, lo facilitó para sacarnos de la selva y trasladarnos de urgencia a Caracas.
Recobrada la salud y de vuelta a Ciudad Bolívar, monté un negocio en Mata Negra con José Carreño y firmamos un contrato de suministros con la empresa petrolera Standart. Seis meses duró este servicio y me vine para hacer una transacción con el Banco Agrícola y Pecuario por el Hato "El León" y "Las Queseras", en Upata. A los siete años en plena producción, Ángelo de la Torre se interesó por la finca y se la vendí para retomar las riendas del Hato Cantarrana.

LOS GANADEROS SE DIVIDEN POR EL CORDON ANTI-AF TOSO
-Raúl Villegas fue protagonista de la división de la Asociación de Ganaderos del Estado Bolívar. A ello se vio impulsado junto con otros productores por la terquedad de Antonio José Grimaldi, quien lideraba una corriente interna partidaria de la supresión del Cordón contra la Aftosa.
Bolívar era uno de los pocos estados de Venezuela libre de aftosa y los ganaderos deseaban que así se mantuvie­ra por la salud y conservación de la propia ganadería. Pero la corriente grimaldista sostenía que era una postura nada
favorable desde el punto de vista del desarrollo y economía ganaderos, pues permitía hacia afuera un fluido de cabezas superior al de ingreso por lo que era preferible convivir con aftosa manteniéndola a raya a fuerza de vacuna. La situación se agrió en forma tal que el resultado fue la escisión gremial. Grimaldi se quedó gestionando como Presidente la Asociación de Ganaderos, mientras sus opositores montaron tienda aparte con la creación de la Asociación de Criadores y Productores Rurales del Estado Bolívar. Ambas organizaciones paralelas subsisten y hay quienes le dan connotación política.
Ese año -1964- la nueva Asociación emergió con 170 ganaderos debidamente inscritos, pero de todas maneras la aftosa se metió a través de un contrabando de ganado por El Palmar. Raúl Villegas estuvo presidiéndola por el lapso de dos años y fue designado "Ganadero del Año" más tarde por la Federación Nacional de Ganaderos.
SIEMPRE DE LA MANO CON LOS MILITARES
-A Raúl Villegas no lo perturba el calificativo de Perez­jimenista por el hecho de haber sido, gracias a la amistad con su paisano el General Luis Felipe Llovera Paéz, Inspector de Minas en el Estado, siendo Barcelo Vidal Gobernador del Estado. Fue entonces cuando los mineros explotaron importantes bolsones de diamantes en las quebradas de Urimán. A decir de Raúl, época buena y sana. No había robos. Un comprador de diamantes se aventuraba con cuatro y cinco millones encima por esas selvas sin que nadie lo tocara. Desde entonces corre el cuento de que soy militarista. No lo niego, siempre he estado muy a la mano con los militares.

MANUEL ALFREDO ES COMO MI HIJO
-Manuel Alfredo, chico, es como mi hijo. Su padre Manuel Carrillo, distribuidor de los otrora famosos cigarrillos Bigott y Bandera Roja, era gran amigo y compadre y a través de ese lazo se quedó aferrado a mi afecto desde que era un chamo el grandote de Manuel Alfredo Rodríguez que no llega a Ciudad Bolívar sin visitar mi casa. Desde pequeño fue siempre como un hijo para mí y actual­mente uno de mis mejores amigos siguiendo la tradición paterna. Me llamó en estos días para despedirse, pues viajará a Rusia, donde pasará dos meses, invitado por los intelectuales moscovotas.

MERCADO PARA EL BARBASCO
Hubo una época en que el barbasco estuvo aquí de moda.  Régulo Espinetti le buscó mercado en Estados Unidos.  Yo me ocupaba de su recolección con los indios del Caura y logramos unas cuantas toneladas que exportamos siguiendo la misma línea comercial de la sarrapia.  Pero el negocio no fue duradero.  No sabemos para qué lo utilizaban en el Norte.  Tal vez debió ser para aprovechamiento de los alcaloides en la fabricación de fármacos .  Lo que si se es que aquí los indígenas y campesinos lo utilizaban para embarbascar peces de los ríos. Una práctica de pesca no recomendable  porque los efectos tóxicas de ese bejuco afecta sin discriminación la ictio-fauna.
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COLEADOR VITALICIO
Raúl Villegas es coleador de los tiempos en que las Mangas estaban en Los Morichales,  el Paseo San Antonio y El Hipódromo Viejo. Entonces no se coleaba como salen ahora en grupos hasta de siete jinetes detrás del toro. A lo sumo, eran tres los que se disputaban el  animal y los espectáculos no eran tan frecuentes como en  la actualidad sino en tiempos de efemérides y Fiestas Patronales.
Yo coleaba en los tiempos de Antonio Bello, Horacio Cabrera Sifontes, Carlos Amaya, Pedro Alejandro Vargas; Rafael Pulgar y Alberto Liccioni que era consecuente en la Manga, pero incapaz de revolcar un toro. Un día que un caballo muy bonito decidimos darle uno de cortesía que lo tumbará.  Nada, .yo tuve que ayudarlo y lo expulsaron de la manga. Esa vez tumbé dos toros, Alberto y otro que accidentalmente se había escapado del corral.

GALLERO DE LOS MEJORES HASTA QUE UN DIA
Raúl Villegas era un gallero esclarecido, dueño de uno de las mejores cuerdas de la ciudad. Traía gallina Navarra para mejorar la raza de los espueléricos, pues los gallos hispanos tienen fama de no rehuir la pelea y no siempre en la raya. Tenía su cuerda en el antiguo Conjunto con Pascual Contreras y Rafael Gómez. Genaro Salazar era el cuidador y entre los mejores jugadores estaban don Hilario Machado y sus hijos, los Gil, los Pulgar. Mi afición terminó el día en que "Lazo Abierto", con peleas ganadas, salió al saco con uno del comandante Adames. Mi gallo tenía una característica admirable  que cuando picaba se rebatía cuatro y hasta cinco y seguidas y en esa pelea picaba y se soltaba. Confundido y  sospechando lo peor salté al redondel y agarré mi gallo. Le examiné el pico y vi que estaba lleno de cebe.  El Comandante de la Policía evidentemente que de acuerdo con el juez de la Gallera le había engrasado la cabeza gallo.  Entonces leincrepé: "Mira, Carajo, so vagabundo". Entonces el hombre desenfundó su revólver y  se formó la sampablera. Afortunadamente las cosas no  pasaron de allí en ese momento, pero más tarde renuncié definitivamente a los gallos. Mi cuerda de 20 ejemplares me la llevé para Mata Negra y se la regale a Santos D' Escriván..

80 DE VIDA Y 40 DE CASADO

Raúl Villegas se casó a la edad de 40 años con Josefina Marten Brito, de madre carupanera y  padre de descendencia francesa. Tuvo la fortuna de encontrarse con la mujer ideal, fabulosa en  todo y de relevante sensibilidad social. Josefina canta, toca la guitarra.  Su hijo Noel,  diseñador y publicista, el único hijo del matrimonio, pero vino un día en que  renunció al taller de impresión y se fue a buscar oro en el lecho del río Caroní.  Está contento con él, Noel para él que es promesa y juventud, no hay para qué competir con él, especialmente cuando el resto del tiempo que le queda  debe ser dedicado al gran arte de vivir en el atardecer.

lunes, 16 de junio de 2014

GUANIAMO UN RÍO DE DIAMANTES



(Reportaje de Américo Fernández publicado por el diario El Nacional el 29 de abril de1974)

El Guaniamo: un río de diamantes que
desemboca en el extranjero.

De este lado sur del Orinoco está buena parte de la tierra más vieja del mundo y, acaso, la más afortunada. Rica en hierro, manganeso, níquel, cromo, oro, diamantes, recur­sos forestales, energía hidroe­léctrica, pesca .y petróleo. To­do, excepto el hierro, el oro y el diamante, está intocable.
El hierro, como lo dijera al­guien, "se va cantando la can­ción del que no vuelve" sino transformado en neveras, au­tomóviles, cocinas y toda cla­se de artefactos.
El diamante también se lo llevan desde hace medio siglo y nos lo regresan en mínima parte tallado y engastado en medallones y anillos para que paguemos más de lo que costó sacarlo de la tierra y llevarlo al extranjero.
La extracción del diamante tiene actualmente en Guayana más atractivo y relevancia que el oro. No producimos tanto diamante como el Congo, Ghana, Sudáfrica, Angola, Li­beria o Tanganika, pero sí lo suficiente para una modesta.  Además la producción es constante, ascendente y si llegan a descubrirse  las rocas madres o kimberlíticas, no sería aventurado afirmar que Guayana o Venezuela se pondría a nivel de los grandes productores.
Valga decir que la produc­ción de diamante 'será este  año (1974) la más elevada desde 1923, cuando comenzó la explota­ción de los depósitos aluvio­nales adyacentes a los cursos de los ríos que surcan la Gran Sabana y la región del río Yuruari.
La Oficina de Minas estima que para este año la produc­ción estará ubicada por enci­ma de los 700 mil quilates métricos, algo así como 50 millones de bolívares, por los que el Fisco Nacional percibi­rá el uno por ciento en concepto de impuesto.
En 1972 la producción no llegó al medio millón de qui­lates. El incremento de ahora se atribuye a la aparición a fi­liales de octubre del año pa­sado de una "bomba diaman­tífera" denominada "El Mila­gro", la cual está situada en la zona del Guaniamo, al este de La Salvación, en el Distrito Cedeño.
Los placeres diamantíferos del Guaniamo datan desde ha­ce tres años y son los más grandes encontrados hasta ahora. Desde 1923 hasta 1969 los mineros buscaron el dia­mante en los aluviones de la cuenca del Caroni y del Cu­yuní por el lado suroriental, ahora lo buscan por la región suroccidental, en la cuenca del Cuchivero y del Caura.
Pero la meta importante del buen minero es poder dar con la génesis kimberlítica, con la roca madre del diamante. El Prof. de Geología de la UDO, José Baptista Gomes, quien realiza estudios en tal sentido,  ha comprobado, junto con el Dr. Darcey Pedro Svisero, de la  Universidad de Indiana que los diamantes del Guania­mo tienen el mismo origen de las gemas africanas.  Él ha dicho también que Angola y el Congo Belga tardarón más de 40 años en descubrir las rocas madres, trabajando e investigando en forma organizada.  Rusia aprove­chó la experiencia africana y tardó sólo 12 arios en llegar hasta las kimberlitas para figurar en las estadísticas mun­dial de los  grandes productores de la gema.
En Venezuela llevamos me­dio siglo sacando diamantes con "suruca" y de la forma más aventurada y anárquica.
Jamás aquí se ha trabajado organizadamente sobre la base de un programa, ni se ha considerado este renglón minero como un aspecto importante de la economía. A los guaya­neses, en especial a geólogos y economistas, les resulta in concebible que se haya dejado pasar medio siglo sin haberse elaborado un Programa del Diamante.

Todavía queda diamante
A pesar del diamante extraí­do en el curso continuado de  cincuenta años, todavía queda bastante como para pensar seriamente en un programa.
Los diamantes que los mineros guayaneses explotan en las cuencas de los ríos, quebradas y bolsones de los valles, lleva­dos allí por las crecientes, se cree que provienen de la For­mación Roraima cuya edad se calcula en 1.700 millones de años.
Mientras esta Formación o Grupo domine la topografía de la región, siempre habrá diamante en los cauces de los ríes y márgenes en forma más o menos esporádica, nos ha dicho en conversación informal el doctor  José Baptista Gómes.
Por otra parte, es desconocida el área abarcada en épocas anteriores por la Formación Roraima, lo que supone que puede haber diamantes en aluviones y eluviones provenientes de su destrucción en  zonas donde actualmente existe la formación. Tal concepción ofrece una perspectiva favorable del futuro del diamante dentro del aspecto económico.

Qué hacemos con el diamante
A pesar de que el diamante se explota en Venezuela (Guayana) desde 1923, no se conocen estadísticas sino desde 1937, que marca un primer período hasta 1945, en el cual el promedio de la producción se mantuvo en 18 mil quilates por año. Desde 1946 a 1955 se notó una tendencia de crecimiento de la producción.  entre 1956 y 1960 la producción tendió a bajar y finalmente, desde 1961 hasta nuestros días   en que la producción aumentó de nuevo hasta llegar a los 701 de mil quilates métricos.
La pro­ducción total desde el 37 a esta fecha se estima en más de 4 millones de quilates, algo así como 820 kilogramos de diamantes, clasificados en tres tipos: talla, industrial y Bor.  La producción actual  representa un poco menos del uno por ciento de la produc­ción mundial, pero la óptima calidad del diamante venezo­lano (60 por ciento talla) lo hace muy apreciado.
Pero ¿qué hacemos con nuestro diamante? El diamante nuestro sale en bruto hacia el extranjero por dos vías di­ferentes, la vía legal y la vía del contrabando. Se estima que si la producción diaman­tífera exportada durante los últimos diez años hubiese si­do tallada en Venezuela, nuestro  país hubiera obtenido un ingreso superior a los 40 mil millones de bolívares.

En Venezuela no existe una industria del diamante
No obstante el valor  que le agrega la talla al diamante, en Venezuela, con 50 años de ex­plotación diamantífera no existe una industria del dia­mante. Israel, sin embargo, con una población inferior a la de nuestro país y 5 cuyo suelo no existen yacimientos de diamantes, tiene una au­téntica industria confirmada diez mil talladores.  De acuerdo con recortes de nuestro archivo,  Israel im­portó en 1960 aproximadamen­te un millón y mediarle qui­lates de diamantes,  avaluados en 51 millones de dólares, Y exportó 618 mil quilates, ava­luados en 61 millones de dóla­res.

Sólo doce talladores existen en Venezuela
Tenemos información de que  en Venezuela operan ocho establecimientos pequeños donde se talla diamante y los cueles dan y los cuales dan trabajo a doce talladores, los, los únicos que hay en el país.   Estos ocho establecimientos no están en capacidad  de absorber toda la producción y de allí que esta vaya a parar a los mercados extranjeros, tal cual se va ahora la mayor parte de la producción de hierro. En me­dio siglo a nadie se le ha ocurrido fundar una escuela de Talladores de Diamantes. Capaz de formar el personal de la industria y la joyería , como medio de aumentar las fuentes  de trabajo y para que la producción diamantífera derive mayores beneficios a la nación.

El tráfico ilegal del diamante
El Ministerio de Minas no tiene conocimiento exacto de la magnitud del contrabando de piedras preciosas que se realiza a través de las fronteras con Brasil y Colombia mediante avionetas con visas de turismo que vienen desde el Norte.  Las estimaciones que aquí hacen conocedores del comercio del diamante son de un 30 por ciento con respecte a la producción controlada.
Lo intrincado de la selva y la soledad reinante en la in­mensa región de Guayana son factores propicios para el trá­fico clandestino de mineros provenientes de Brasil, Co­lombia y de la misma Guyana, que trabajan y actúan en la mayoría de los casos sin con­trol y llevándose  ilegalmente a sus países piedras preciosas de gran tamaño y óptimo rendimiento.
El minero un explotado
El pescador y el agricultor han logrado hasta cierto punto reivindicaciones.  Conocen precios, saben donde pagan mejor por su producto y cuál organismo en sustitución de patronos e intermediarios  puede acreditarle sin usuras,  El minero, y especialmente el buscador de diamantes,  no ha podido dar con las mismas facilidades,  su vida sigue siendo la de un nómada, la de un hombre que aventura en busca de fortuna, un hombre que  se juega la vida desafiando la hostilidad de la selva y trabajando sin cesar de sol a sol, desgarrando la tierra has­a sus más profundas capas para encontrar allí la piedra preciosa que deslumbra con sus facetas de líneas lumino­sas.
A veces tiene suerte, otras reces pierde su trabajo y el crédito.  Vuelve a insistir en el punto donde sospecha que hay diamantes hasta conseguir compensar sus esfuerzos. Pero pierde de pronto el sentido de la realidad., deja volteada la tierra, se va al poblado, vende el diamante encontrado, paga a quien le debe y luego pierde la razón entre copas y mujeres.  En él se cumple un círculo vicioso. Los que están por detrás de él facilitándole el trabajo son los que se aprove­chan: el comprador de dia­mantes, el comerciante de ar­tículos de consumo y toda una abigarrada gama de ex­plotadores y aprovechadores que invaden las minas cada vez que se corre la voz de una "bulla diamantífera”.  Mucha gente sensata se pre­gunta si el minero debe conti­nuar trabajando bajo estas condiciones y bajo este régi­men de libre aprovechamiento c si se establece un sistema de minería controlado por el Estado.

Asistencia social y saneamiento
Aparte de la explotación de que es víctima el buscador de diamantes, tanto en el comercio de las gemas como en los cobros por movilización o de los artículos que consume, su­fre otro problema gravísimo que es la falta de asistencia social.
En un trabajo presentado por el ingeniero Andrés Eloy Peralta Rejas al XII Congreso Interamericano de Ingeniería Sanitaria, tilda de primitivos los centros mineros, donde son frecuentes la poligamia, la poliandria y el concubinato que dan como resultado pro­les que física y psíquicamente  están destinados a no  tener hogares sanos y con bases morales sólidas.
Explica el ingeniero sanita­rista que en una estructura social como la señalada, proliferan delitos sexuales, delitos de violencia, homicidios, suicidios, alcoholismo y gamberrismo en muchos casos.
Peralta Rojas formuló su trabajo basándose en las im­presiones recogidas en las mi­nas del Guaniamo, donde constató cómo el minero vive en covachas formadas con cuatro puntales y techos ines­tables hechos con palmas, ra­mas de árboles y pocas veces material laminado.  En estas covachas de pocos metros cuadrados, sin demarcación de ambiente, cocinan, comen, descansan y procrean acom­pañados de aves, perros, cer­dos, monos y otros animales. El patio de su vivienda se con­funde con el de su vecino y allí, a cielo abierto, disponen sus excretas y todos los resi­duos sólidos.
Confrontan además una serie de riesgos tanto los mine­ros que trabajan en tierra fir­me en jornadas de diez o más horas como los que trabajan bajo el agua en los ríos. A es­tos riesgos profesionales suelen agregarse los males produci­dos por enfermedades vené­reas en todas sus formas, res­piratorias altas, agudas; gastroenteritis desnutrición, leishmaniasis, micosis, paludismo, etc. Todo esto agravado por la falta de educación sa­nitaria, la falta de recursos médico-asistenciales y saneamiento ambiental.

Cuatro zonas diamantíferas
En Guayana hay determina­das cuatro zonas diamantíferas: Cuenca del Cuchivero y del Caura, Cuenca del Caroní, Cuenca del Cuyuní y  Cuenca del Ventuari y Alto Orinoco. Las concesiones otorgadas para la explotación del diamante abarcan una superficie de 6.217 hectáreas y dentro de la zona de reserva nacional formada Amazonas y la parte del Estado Bolívar, situada al Sur del Paralelo 6º, se han decretado áreas de libre aprovechamiento.
Dentro de esa áreas de libre aprovechamiento, la zona diamantífera más importante –la mayor de todos los tiempos- es sin duda guaniano- al Sur de Caicara del Orinoco y donde han surgido pueblos mineros de nombres pintorescos: Los Bigotes del Gobernador, El Milagro, La Bicicleta, La Cuaima, Tres Choques, El Resbalón del Diablo, La Sal­vación, El Candado, Candelita, Empeluzcado, Caracolito, El Danto, La Culebra, Sabañón y Las Pavas, entre otros.
Unas diez mil personas, en­tre las cuales hay unos 4 mil brasileños y colombianos in­documentados, trabajan en esos puntos de la región del Guaniamo. El diamante aquí se encuentra a una profundi­dad de trece metros. El terreno es completamente selvático y accidentado y sólo es posi­ble horadarlo con máquinas chupadoras. Esta mina, sin incluir el diamante que sale de contrabando, produce unos 5 millones de bolívares men­suales, y significa desde el punto de vista social un ali­viadero del desempleo e incentivo a la economía de Ciudad Bolívar, que es el centro de relaciones comerciales de los mineros.

LO QUE DEBEMOS HACER
De acuerdo con opiniones del profesor José Baptista Gomes, del Ing. Andrés Eloy Peralta Rojas, del Ing. Oleg Andreiev, del Ing. Francisco Izquierdo Franklin y otros profesionales, a quienes para informaciones aisladas de prensa y  diferentes ocasio­nes nos ha tocado entrevistar, lo primero que deberían hacer es acabar con el régimen de libre aprovechamiento y establecer un sistema de mi­nería controlado por el Esta­do por considerarse que la minería libre, tal como se practica actualmente, tiene grandes fallas de orden técnico y legal y deriva un, sinnúmero de problemas sociales.
Seguidamente, reglamentar las labores de explotación del diamante a fin de acabar con una gama de injusticias y ga­rantizar al Fisco Nacional y a los mineros la participación y la protección que correspon­den; planificar y crear en Guayana una Bolea da Minera­les o Banco del Diamante pa­ra adquirir al contado la pro­ducción de medianos y pequeños productores mineros y fa­cilitar asesoramiento técni­co; crear una Escuela de Talla de Diamantes con miras a echar las bases de una indus­tria de piedras preciosas; me­didas enérgicas para acabar con el caos y la especulación, estudio para localizar la roca madre del diamante y localización de gemas en cauces antiguos, aluviones de los ríos actuales y  establecer controles y servicios mínimos sanitarios así como un servicio de educación y concienciación dirigido a un comportamiento humano más social e integral.