Andrés
Velásquez nació sobre una tumba del viejo cementerio de Puerto La Cruz, el décimo día de noviembre del 53, bajo la
regencia de Plutón, dios de los muertos
¡Qué casualidad! entre escorpiones que hicieron
mutis para que pudiera
actuar la Comadrona partera que entonces perseguían las onzas del perezjimenisino. La Seguridad Nacional no creía en brujos, curanderos ni
comadronas, Los perseguía a palo
limpio.
Sobre
aquella loza lapidaria nació el niño y su primer vagido fue como un ensayo para despertar a los que permanecen
dormidos, ajenos a toda realidad
substancial. Y hay algo más de aquel acontecimiento impregnado de húmedo salitre y es que el niño nació
"eninantiliado"
vale decir, con una especie de túnica que le cubría la cara. Membrana como una
capa que según los científicos viene
dada por la secreción que se da en
el canal vaginal después que el feto abandona el saco amniótico, pero que la
creencia popular le atribuye mágica
excepcionalidad en cuanto que da
suerte en la vida, especialmente cuando la dicha membrana es arrojada
después al mar.
Porque nació enmantillado sus
partidarios creen que Andrés Velásquez,
dará más de una sorpresa, aunque se dice que él se siente ennantillado al revés porque es
mucha la borrasca que lo ha estremecido desde entonces. Puerto La Cruz, Cantaura, Anaco, El Tigrito y , el
campo petrolero de Merecuán son testigos de una
infancia llena de avatares. Después de nuevo la
ciudad del mar vio emerger su adolescencia entre textos de electrotecnia pues quería
ser electricista como aquellos hombres magros
y curtidos de su pueblo que se deslizaban como arañas entre las redes del alumbrado público. El
quería subir esos postes que terminaban en cruces y mirar el cielo desde lo
alto, sentir el relámpago y el trueno en medio de la tempestad.
No pudo continuar
estudiando electricidad en la Escuela Técnica de Puerto
La Cruz, porque !ido directivo del Centro de Estudiantes lo ó el
"Darlings" de la política y ya mas nunca bajó la fiebre. Todo comenzó
cuando en la escuela Técnica de Los Chaguarainos en Caracas la policía dió muerte al estudiante Mendoza ti.
Recuerda que había resistencia para salir la calle a protestar y él con un
cachete 'anestesiado tras haberle extraído una pieza el odontólogo en la misma
Escuela, arengó al estudiantado y como Enrique Caruso en Nueva York cantando "L Judía" la boca se le
llenó de Isangre y su grito
y la sangre caldearon los ánimos y
pronto en la calle estalló la tempestad.
Siendo directivo del Centro
de Estudiantes lo extrañaron por agitador a raíz de la muerte de Mendoza Rati,
estudiante de la ETI de Caracas. Le dieron oportunidad de poder continuar los
estudios en la de San Félix de Guayana, pero de allí igualmente lo expulsaron y
debió proseguir en la ETI de Cumaná, donde corrió la misma suerte a causa de El Tábano, un travieso periodiquito que
le zumbaba en las sienes al Director. Al final lo quedó sino la alternativa de
ponerse a trabajar para no estar de ocioso y apaciguar la mortificación
paternal.
Empezó trabajando como obrero en la Fábrica de Cemento de
Pertigalete y allí su jefe inmediato lo sorprendió al poco tiempo con hojas
clandestinas. San Félix de Guayana fue de nuevo su destino para graduarse, ya
no de electricista, sino de Luchador Social en la Planta Siderúrgica de
Matanzas, cuando apenas tenía 19 años (1972).
Empezó trabajando en los muelles de la Planta y al cabo de
cinco meses le impusieron como castigo trabajar en la Fábrica de Tubos que es
área más fuerte, casi infernal de Sidor. La falta virtual había sido su
intervención en El Portón (1974) a favor de la Plancha de Movimiento Matancero que revertirá luego en lo que es La
Causa R.
. De suerte que el adagio según
el cual "no hay mal que por bien no venga"
se hizo verdad con ese movimiento que logró unir los trabajadores en torno a una bien definida propuesta de lucha a favor del bienestar y seguridad que está obligado para ellos la empresa
del estado venezolano. Ese movimiento matancero
que después fue la Causa-R, lo llevó a la
presidencia de Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Similares (SUTISS) el 23 de noviembre de 1979 con un triunfo electoral realmente aplastante que humilló
en forma imperdonable a todos los partidos representados
en varias planchas. El Expreso de la
Tarde tituló asi: "Arrasó Causa-R, en
Sutiss. Andrés Velásquez
nuevo líder de los sidoristas. La
Plancha de los Matanceros-Causa R
había garantizado esta mañana 7 de los once cargos directivos".
El
disgusto de Fetrametal, la CTV y Fetrabolívar, fue palpable. Ni un solo representante de
ellos asistió a la toma de posesión el 10 de diciembre como hasta entonces había sido habitual y obligatorio tratándose de un proceso honesto y democrático. Comenzaba
la guerra que tenia corno objetivo estrangular
al naciente movimiento. Es lo que cuenta
Andrés Velásquez en el libro
biográfico que le escribió Farruco en forma
de entrevista, publicado el año pasado por Ediciones Agua Mansa y bautizado
recientemente en la Galería Bicentenaria.
Se
hilaron las provocaciones dentro de un siniestro juego montado por Fetrametal
en convivencia con quienes desde entonces han manejado
la Planta Siderúrgica y a pesar de que nunca
se cayó en tales provocaciones se conjugaron los intereses de los
partidos desplazados y quienes controlan Fetrametal desde "tiempo inmemorial" lograron lo que
pretendían, arrebatarles la discusión y decisión del Contrato colectivo de trabajo y firmarlo, no a la
medida de las aspiraciones de los trabajadores sino a la medida de los
intereses de la empresa. Un contrato al fin que no reflejaba los planteamientos fundamentales, entre ellos, la reducción a
40 horas de la semana de trabajo. ,
Tras la firma del contrato, amparada por un Referendum al final amañado pues solo votaron 92
de los 17 mil obreros de la planta, vino la intervención de la Directiva del
Sindicato en noviembre del 81. todavía continúa intervenido porque siempre han
temido que unas nuevas elecciones libérrimas, por supuesto, ponga el sindicato
en manos de los matanceros.
Cuenta Velásquez en el libro de Farruco que Ildefonso Díaz, miembro del
Directorio de la Siderúrgica, encabezaba la
Junta Interventora del Sindicato. Así estaban las cosas. "Entonces
el movimiento esperaba que nosotros lanzasemos un conflicto. Pero era diciembre,
sabíamos lo que había por delante, y conocimos que se queda aprovechar la oportunidad para quebrarle la cabeza o el
espinazo a ese movimiento tan interesante. Y los obreros siempre nos habían
dicho: "Compañeros, nada de huelga". Los representantes del GAR, de la Liga, del CLP y un mirista quinta
columna, aspiraban a que -fuése- mos a un conflicto. No quisimos. Si había un
precio que pagar lo pagaríamos nosotros, no quisimos
arriesgar el movimiento. Así fueron las cosas. Hubo por un tiempo dos juntas, la interventora y la de nosotros, la impuesta por las mafias
sindicales y la electa legítimamente por los trabajadores. Un día el presidente
de Sidor, Guillermo Briceño, clausuró con soldadura la entrada al Sindicato, nos
secuestraron lo que teníamos adentro. Al poco tiempo nos llamó a trabajar. Algún directivo no
quiso ir, pero nosotros pensamos que el hecho de ir a trabajar no menoscaba nuestra condición
de dirigente. Una vez más tomamos aquello que venía como un castigo y lo convertíamos en
un factor de utilidad, de manera tal que con el trabajo podíamos tener una relación más directa con el movimiento...y la gente encantada, porque yo salía de mi trabajo y diariamente se organizaba un acto en el Portón y hablábamos Tello y yo. Salíamos a las tres de la tarde de nuestro turno de trabajo y nos quedábamos en el Portón atendiendo
los reclamos sindicales. Seguíamos funcionando
como sindicato sin sede, allí en el Portón
de la Siderúrgica. Y bueno, ya esta gente viendo que tampoco por esa vía podía con nosotros, tomaron finalmente la decisión de despedirnos de manera ilegal, que es el litigio que presentarnos ante la Corte Suprema de Justicia".
Por detrás de ese movimiento
matancero estuvo siempre presente la
figura de Alfredo Maneiro
de quien nunca Andrés Velásquez aprendió lo suficiente porque creía que sería longevo para terminar de
aprender todo lo que le falta. Alfredo fue el mentor, el artífice, el pensamiento activo, cautivador
y distinto, quien lo fue
modelando a su imagen y semejanza. Hechura
de Alfredo Maneiro puede decir Andrés Velásquez que es. Alfredo,
un ex-comandante guerrillero que bajó de la montaña convencido de su error y
que luego abandonó las filas del PCV, que estuvo como tantos otros acariciando
el proyecto original del MAS para terminar fundando
lo que fue inicialmente "Venezuela 83" y luego Causa-R, era
filósofo y profesor en la Escuela de Periodismo de la UCV, un hombre
extraordinariamente sencillo, tolerante, de gran calidad y calidez humanas, dotado de una magia especial para
ganarse a la gente, excelente expositor, recio y duro en la polémica, preparado-
para sortear los más difíciles momentos. Alfredo Maneiro sentía ainor muy
especial por Guayana y sostenia siempre que
"la primera tarea de la clase obrera venezolana era comenzar reconociendo
a la clase obrera de Guayana corno
vanguardia y, de Guayana especialmente, a los trabajadores
siderúrgicos".
No pudo Alfredo ver su obra concluida, sino
apenas comenzando, dando los primeros pasos, porque
murió a poco tiempo de las elecciones del 83. Su muerte resultó un duro
golpe para la organización y Jorge Olavarría que debía ser el candidato
presidencial, renunció a menos de un mes antes de que se venciera el plazo para
presentar a los candidatos ante el Consejo Supremo
Electoral. De suerte que la Causa-R decidió elegir en medio de la emergencia un
candidato propio y designó a Andrés
Velásquez, un trabajador de 30 años de edad, el candidato más joven de toda la historia, sin experiencia en
esas lides, sin ninguna posibilidad, pero que demostró ser en el
trayecto de la campaña un digno representante de los obreros. Recorrió a
Venezuela en autobús y si alguna vez viajó en avión fue porque el General
Alvarez Seria le regaló los pasajes. Recuerda él que luego de un programa televisivo, sus entrevistadores Sofía y Carlos
Rangel lo vieron empujando el destartalado Volskwagen que le habían prestado y
ella, Sofía, le gritó desde su Mercedes Benz: "Empuje candidato" y
el candidato no sólo empujó y pujó sino que asustó. Por lo menos en Ciudad Guayana asustó a todos los partidos, incluyendo a
AD, quien todavía no ha podido responder inteligentemente a esa interrogante
que es la Causa-R.
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