-Américo Fernández-
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Carlos Tomedes vivió más de 80 años y se adelantó a prolongar su existencia con seis hijos legítimos y cuatro naturales
reconocidos, aunque las malas lenguas
aseveran que son más los frutos de sus andanzas y se fundan para lo dicho en lo bien parecido y cortejador que fue el viejo durante su más agitado tiempo de incansable cantor
de coplas como Florentino, por el Llano y por el Río, sólo con su voz arreando
becerros por la sabana o en el timón
de algún barco orinoqueño y más de las
veces contrapunteando en el jolgorio de un amigo o en la fiesta de un orondo
ricachón.
Su vena de trovador le venía a Carlos Tomedes por el costado de la música. Su padre Miguel Denti, el mismo padre del cuatrista Nicanor Santamaría, era oriundo de Italia y un auténtico profesional de la música, Director
de aquella otrora famosa Banda Pública de
Ciudad Bolívar cuyos componentes vestían de
gala con uniformes importados de Florencia
Si Tomedes hubiera tenido Escuela habría sido todo un artista popular en vez de pulpero en uno
de los barrios más pobres y estrechos
de la capital, un clásico compositor
o poeta de profundidad como lo fueron sus antecesores por la línea de su
Padre.
Cuando lo entrevistamos en abril de 1973, Carlos Tomedes tenía poco menos de la mitad de la edad de Ciudad Bolívar, y sin embargo, lo veíamos en su bodega del Barrio "El Cambao" con una agilidad
física y mental que desearían tener muchos jóvenes de hoy marcados
por los cambios de una civilización
viciada por las drogas, la publicidad alienante y la liberación sin
término ni medida.
Por referencia y por observación personal conocíamos
de antemano al viejo Tomedes y se nos ocurrió pocos días antes de la Semana Santa, hablar con él mientras
despachaba detrás de su mostrador.
Las preguntas y respuestas transcurrieron así, en forma cordial y pintoresca, casi siempre versando sus
respuestas:
—¿Quién, amigo Tomedes, es el culpable de que sea usted músico y cantor? fue nuestra primera pregunta de una entrevista
para la revista “Paralelo 8” de Puerto
Ordaz.
—De ser músico y cantor no se me culpe de nada porque eso viene de una herencia de familia y se ha quedado en nuestros cuerpos con sangre de
ellos grabada. El ser poeta no se pega como se pega la sarna y' el que se muera de envidia puede
probarlo, pues la ciencia de los Cupidos y de
los Minervas no se ha terminando de
entender que los Tomedes pertenecen a
esa rama, que todos somos de sangre noble y en buen pozo derramada
porque don José María Cupido de mi abuelita era hermano y la ciencia de los Minerva
todos la hemos heredado y por eso somos, sin
más remedio poetas reconocidos y cantores recomendados.
—Pero he sabido que antes que Poeta era usted navegante?
—Ay, hermano, cada vez que veo un barco no sabe cuánto me aguanto para no reventar el llanto que cuando fui marino yo navegué tanto y tanto que mientras más rugían las
olas más se animaba mi canto y ahora que he llegado a viejo, que ya navegar no
puedo, me he convertido en poeta y también, ya lo vez, en este trajín de
pulpero.
—Se siente, de veras, viejo don Tomedes?
—Estoy viejo, pero siempre como el torero con mi par de banderillas que han causado maravillas y aplausos
en el mundo entero, yo soy el poeta
llanero que nació en Ciudad Bolívar.
—Dicen en su barrio que es usted un guardián insoportable de sus hijos?
—Mis hijos ya tienen vida propia y es verdad que cuando
eran pollos y tenían las alas tiernas
andaba yo siempre cubriéndole las espaldas previendo que en este mundo
de ahora pudieran meterle un gallo
con la espuela envenenada y que a estos muchachos sin malicia me los mataran en la raya.
—También se ha dicho en su barrio de lo cortejador que era usted en sus tiempos mozos?
—Ah, caray, cuando veía una muchacha bonita, en las puertas de los ojos me bailabá'
las paraparas. Ahora que soy viejo
sólo advierto con un consejo que ya
es tiempo de que me manden las muchachas a mi cama buscando que les
haga músicos y poetas predispuestos a la
fama porque estas artes no se pegan así
nomás como se pegan las sarnas. Eso es
asunto de herencia y valga la expresión para recordar que soy hijo de
un italiano director de banda, en una venezolana. Mis bisabuelos eran
poetas y yo desciendo de esa cepa y además
soy nacido en Guayana.
—Cree usted,que todo tiempo pasado fue mejor?
—Ay, mijo, tiempos que se van no vuelven y si vuelven no los quiero porque
jamás podrán ser como los tiempos primeros y
al decirlo, es la verdad, entonces si
había dinero, había la morocota y la
media morocota que sonaba tan bonita
cuando caía en el suelo. La moneda de
hoy en cambio es un puro papeleo
que no aguanta un aguacero. Cómo gozaban los
hombres de aquellos tiempos primeros.
Por cualquier motivo celebraban una fiesta, mataban un becerro y venían las
damas con trajes de seda que
arrastraban por el suelo porque era
delicadísimo a muchachas de aquel tiempo dejarse ver el pellejo y los hombres bailaban de aquí me voy y me vengo y a la media noche gritaban: "arpa que nos brinda el pueblo!".
Cómo se bailaba antes?
—Le digo
con franqueza, señor, que si la gente de aquellos tiempos resucitara
seguro que volvería a morir enseguida viendo
al mundo como está moderno pero inmoral. Antes para bailar era a punta de
pañuelo, a no dejarse tocar. Hoy es todo lo contrario,
no sólo se agarran las manos sino que
bailan cachete y cachete.
—En esta
época entonces su mujer y usted no bailan?
—Yo sí
pero mi mujer no baila. Pueda que lo llamen celos,
pero quien quiera bailar abrazado que se vaya a estrechar un jobo. Pueda
que bailen mis hijos porque han entrado en
la moda, pero nunca mi señora, está
prohibido, ella no baila. Porque entonces
podrían decir para qué valen mis canas
viendo que es un solo pelo el que ha tenido tal gala y si me lo dejo arrancar así bien que me mata el frio durmiendo solo en mi cama. Nosotros los casados tenemos que vivir con los ojos bien pelados sin que esto quiera decir que no haya regla sin excepción, que si
hay mujeres enamoradas, como no, que frente a frente cara a cara, que defienden con espada su dignidad y honor. Pero esas que escapan a la excepción hay que dar de vez en cuando su cuerazo para que asienten los pasos y para que piensen mejor. Mi
consejo es que hoy el hombre que se case tenga primero un mecate para andar con la señora de noche y a toda hora amarrada al cinturón porque hay miles de gatos con
hambre viendo dónde está el ratón.. En el juego del amor por azar podré, pero nunca por descuidado, porque siempre tranco con candado al salir de mi portón, cosa de hallar desnucado al que
brinque el paredón.
—¿Qué opina usted de los partidos?
—Yo le
voy a preguntar a quien pueda contestarme: Para qué
tantos Partidos cuando hay un solo conocido que es el
de un Dios soberano que por él somos cristianos desde el día en que nacimos.
—Cree
usted en Dios como un ente perfecto?
—Dios
con ser Dios tuvo un error. Usted no lo sabe porque eso fue cuando el Diluvio. El mandó a construir el Arca para salvar a Noe y su familia, pero de todas maneras era la misma semilla de una
humanidad imperfecta y así tenemos como en el cuento del Burro que sufrir la misma lidia siempre el animal tumbando la carga y corcoveando con la silla.
—Por lo
que veo es usted un hombre de paz?
—Yo
siempre fui, he sido y moriré siendo hombre de paz.
Rechazo el odio y la intriga porque me aleja de Dios y
obscurece el porvenir.
Y para terminar que nos dice de Guayana su tierra?
—Nuestras
glorias son sin fin en esta tierra apreciada. Ante todas las naciones tenemos grandes ventajas, bien de frente o de
perfil, ninguna otra se la iguala ni en riqueza
ni en belleza ni en virtudes aclaradas.
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