(Reportaje de Américo Fernández publicado por el
diario El Nacional el 29 de abril de1974)
El Guaniamo: un río de diamantes que
desemboca en el extranjero.
De este lado sur del
Orinoco está
buena parte de la tierra más vieja del mundo y, acaso, la más
afortunada. Rica en hierro, manganeso, níquel, cromo, oro, diamantes,
recursos
forestales, energía hidroeléctrica, pesca .y petróleo. Todo,
excepto el hierro, el oro y el diamante, está intocable.
El hierro, como lo
dijera alguien, "se va cantando la canción del que no vuelve" sino transformado
en neveras, automóviles, cocinas y toda clase
de artefactos.
El diamante también se
lo llevan
desde hace medio siglo y nos lo regresan en mínima parte tallado y engastado en
medallones y anillos para que paguemos más de lo que costó sacarlo de la tierra y llevarlo al
extranjero.
La extracción del
diamante tiene
actualmente en Guayana más atractivo y relevancia que el oro.
No producimos tanto diamante como el Congo, Ghana,
Sudáfrica, Angola, Liberia o Tanganika, pero sí lo suficiente para una
modesta. Además la producción es
constante, ascendente y si llegan a descubrirse
las rocas madres o kimberlíticas, no sería aventurado afirmar que Guayana
o Venezuela se pondría a nivel de los grandes productores.
Valga decir que la
producción de
diamante 'será este año (1974) la más elevada desde
1923, cuando comenzó la explotación de los depósitos aluvionales adyacentes a los cursos de los ríos
que surcan la Gran Sabana y la región del
río Yuruari.
La Oficina de Minas
estima que
para este año la producción estará ubicada por encima de
los 700 mil quilates métricos, algo así como 50 millones
de bolívares, por los que el Fisco Nacional percibirá el uno
por ciento en concepto de impuesto.
En 1972 la producción
no llegó al
medio millón de quilates. El incremento de ahora se
atribuye a la aparición a filiales de octubre del año pasado de una
"bomba diamantífera" denominada "El Milagro",
la cual está situada en la zona del Guaniamo, al este de La Salvación, en el
Distrito Cedeño.
Los placeres
diamantíferos del Guaniamo datan desde hace tres años y son
los más grandes encontrados hasta ahora. Desde 1923 hasta 1969 los
mineros buscaron el diamante en los aluviones de la cuenca
del Caroni y del Cuyuní por el lado suroriental, ahora lo buscan por la
región suroccidental, en la cuenca del
Cuchivero y del Caura.
Pero la meta
importante del buen minero es poder dar con la génesis
kimberlítica, con la roca madre del diamante. El Prof.
de Geología de la UDO, José Baptista Gomes, quien realiza
estudios en tal sentido, ha
comprobado, junto con el Dr. Darcey Pedro Svisero, de la
Universidad de Indiana que los
diamantes del Guaniamo tienen el mismo origen de las gemas africanas. Él ha dicho también que Angola y el Congo
Belga tardarón más de 40 años en descubrir las rocas madres, trabajando e
investigando en forma organizada. Rusia aprovechó la experiencia africana y tardó
sólo 12 arios en llegar hasta las
kimberlitas para figurar en las estadísticas mundial de los grandes productores de la gema.
En Venezuela llevamos
medio
siglo sacando diamantes con "suruca" y de la forma más aventurada y anárquica.
Jamás aquí se ha trabajado organizadamente sobre la base de un
programa, ni se ha considerado este renglón
minero como un aspecto importante de la economía. A los guayaneses, en
especial a geólogos y economistas, les
resulta in concebible que se haya
dejado pasar medio siglo sin haberse elaborado
un Programa del Diamante.
Todavía queda diamante
A pesar del diamante
extraído en
el curso continuado de cincuenta años, todavía queda
bastante como para pensar seriamente en un programa.
Los diamantes que los mineros guayaneses explotan en las cuencas de los ríos, quebradas y bolsones de los valles, llevados allí por las
crecientes, se cree que provienen de la Formación Roraima cuya edad se calcula
en 1.700 millones de años.
Mientras esta Formación
o Grupo
domine la topografía de la región, siempre habrá diamante
en los cauces de los ríes y márgenes en forma más o menos esporádica, nos ha dicho en
conversación informal el doctor José
Baptista Gómes.
Por otra parte, es
desconocida el área abarcada en épocas anteriores por la Formación Roraima, lo
que supone que puede haber diamantes en aluviones y eluviones provenientes de su destrucción en zonas donde actualmente existe la formación. Tal concepción ofrece una perspectiva favorable del futuro del diamante dentro del
aspecto económico.
Qué hacemos con el
diamante
A pesar de
que el diamante se explota en
Venezuela (Guayana) desde 1923, no se
conocen estadísticas sino desde 1937, que marca un primer período hasta 1945, en el cual el promedio de la
producción se mantuvo en 18 mil
quilates por año. Desde 1946 a 1955
se notó una tendencia de crecimiento
de la producción. entre 1956 y 1960 la producción tendió a bajar y finalmente, desde 1961 hasta nuestros días en
que la producción aumentó de nuevo hasta
llegar a los 701 de mil quilates métricos.
La producción total desde el 37 a
esta fecha se estima en más de 4 millones de quilates, algo así como 820
kilogramos de diamantes, clasificados en tres tipos:
talla, industrial y Bor. La
producción actual representa un poco
menos del uno por ciento de la producción
mundial, pero la óptima calidad del diamante venezolano (60 por ciento talla) lo hace muy apreciado.
Pero ¿qué hacemos con nuestro diamante? El diamante nuestro sale en bruto hacia el extranjero por dos vías diferentes, la vía legal y la vía del contrabando. Se estima que si la
producción diamantífera exportada durante los últimos diez años hubiese sido tallada en Venezuela, nuestro país hubiera obtenido un ingreso superior a
los 40 mil millones de bolívares.
En Venezuela no existe una industria del diamante
No obstante el valor que le
agrega la talla al diamante, en Venezuela, con 50 años de explotación diamantífera no existe una industria del diamante. Israel, sin embargo, con una población inferior a la de nuestro país y 5 cuyo suelo no existen yacimientos de diamantes, tiene una auténtica industria confirmada diez mil
talladores. De acuerdo con recortes de
nuestro archivo, Israel importó en 1960 aproximadamente un millón y mediarle quilates de diamantes, avaluados en 51 millones de dólares, Y
exportó 618 mil quilates, avaluados en 61
millones de dólares.
Sólo doce talladores existen en Venezuela
Tenemos información de que en Venezuela operan ocho establecimientos pequeños donde se talla
diamante y los cueles dan y los cuales
dan trabajo a doce talladores, los, los únicos que hay en el país.
Estos ocho establecimientos no están en capacidad de absorber toda la producción y de allí que esta vaya a parar a los mercados extranjeros, tal cual se va ahora la mayor parte de la producción de hierro. En medio siglo a nadie se le ha ocurrido fundar una
escuela de Talladores de Diamantes. Capaz de formar el personal de la
industria y la joyería , como medio de aumentar las fuentes de trabajo y para que la producción
diamantífera derive mayores beneficios a la nación.
El tráfico ilegal del diamante
El Ministerio de Minas no tiene conocimiento exacto de la magnitud del contrabando de piedras preciosas que se realiza a través de las fronteras con Brasil y
Colombia mediante avionetas con visas de turismo que vienen desde el
Norte. Las estimaciones que aquí hacen
conocedores del comercio del diamante son de
un 30 por ciento con respecte a la producción controlada.
Lo intrincado de la selva y la soledad reinante en la inmensa región de Guayana son factores propicios para el tráfico clandestino de mineros provenientes de Brasil, Colombia y de la
misma Guyana, que trabajan y actúan en la mayoría de los casos sin control y llevándose ilegalmente a sus países piedras preciosas de gran tamaño y óptimo rendimiento.
El minero un explotado
El pescador y el agricultor
han logrado hasta cierto punto reivindicaciones. Conocen precios, saben donde pagan mejor por
su producto y cuál organismo en sustitución de patronos e intermediarios puede acreditarle sin usuras, El minero, y especialmente el buscador de
diamantes, no ha podido dar con las
mismas facilidades, su vida sigue siendo
la de un nómada, la de un hombre que aventura en busca de fortuna, un hombre
que se juega la vida desafiando la hostilidad de la selva y trabajando sin cesar de sol a sol, desgarrando la tierra hasa sus más profundas capas para encontrar
allí la piedra preciosa que deslumbra con sus facetas de líneas luminosas.
A veces tiene suerte, otras reces pierde su trabajo y el crédito. Vuelve a insistir en el punto donde sospecha
que hay diamantes hasta conseguir compensar sus esfuerzos. Pero pierde de
pronto el sentido de la realidad., deja volteada
la tierra, se va al poblado, vende el
diamante encontrado, paga a quien le debe y luego pierde la razón entre
copas y mujeres. En él se cumple un
círculo vicioso. Los que están por detrás de
él facilitándole el trabajo son los que se aprovechan: el comprador de diamantes, el
comerciante de artículos de consumo y toda una
abigarrada gama de explotadores y
aprovechadores que invaden las minas
cada vez que se corre la voz de una "bulla diamantífera”. Mucha gente sensata se pregunta si el minero
debe continuar trabajando bajo estas condiciones
y bajo este régimen de libre aprovechamiento c si se establece un
sistema de minería controlado por el Estado.
Asistencia social y saneamiento
Aparte de la explotación de que es víctima el buscador de diamantes,
tanto en el comercio de las gemas como en los cobros por movilización o de los artículos que consume, sufre otro problema gravísimo que es la falta de asistencia social.
En un trabajo presentado por el ingeniero Andrés Eloy Peralta Rejas al XII
Congreso Interamericano de Ingeniería Sanitaria,
tilda de primitivos los centros
mineros, donde son frecuentes la poligamia, la poliandria y el concubinato que
dan como resultado proles que física y psíquicamente están destinados a no tener hogares sanos y con bases morales
sólidas.
Explica el ingeniero sanitarista que en una estructura social como la señalada, proliferan delitos sexuales, delitos de
violencia, homicidios, suicidios, alcoholismo y gamberrismo en muchos casos.
Peralta Rojas formuló su trabajo basándose en las impresiones recogidas en
las minas del Guaniamo, donde constató cómo el minero vive en covachas formadas con cuatro puntales y
techos inestables hechos con palmas, ramas
de árboles y pocas veces material laminado.
En estas covachas de pocos metros cuadrados, sin demarcación de ambiente, cocinan, comen, descansan
y procrean acompañados de aves, perros, cerdos, monos y otros animales. El patio de su
vivienda se confunde con el de su vecino y allí, a cielo abierto, disponen sus excretas y todos los residuos sólidos.
Confrontan además una serie de riesgos tanto los mineros que trabajan en tierra
firme en jornadas de diez o más horas como los que trabajan bajo
el agua en los ríos. A estos riesgos profesionales suelen agregarse
los males producidos por enfermedades venéreas en todas sus formas, respiratorias
altas, agudas; gastroenteritis desnutrición, leishmaniasis, micosis, paludismo,
etc. Todo esto agravado por la falta
de educación sanitaria, la falta de recursos médico-asistenciales y
saneamiento ambiental.
Cuatro zonas diamantíferas
En Guayana hay determinadas cuatro zonas diamantíferas: Cuenca del Cuchivero
y del Caura, Cuenca del Caroní, Cuenca del Cuyuní y Cuenca del Ventuari y Alto Orinoco. Las
concesiones otorgadas para la explotación del diamante abarcan una superficie
de 6.217 hectáreas y dentro de la zona de reserva nacional formada Amazonas y
la parte del Estado Bolívar, situada al Sur del Paralelo 6º, se han decretado
áreas de libre aprovechamiento.
Dentro de esa áreas de libre aprovechamiento, la zona diamantífera más
importante –la mayor de todos los tiempos- es sin duda guaniano- al Sur de
Caicara del Orinoco y donde han surgido pueblos mineros de nombres pintorescos:
Los Bigotes del Gobernador, El Milagro, La
Bicicleta, La Cuaima, Tres Choques, El Resbalón del Diablo, La
Salvación, El Candado, Candelita, Empeluzcado, Caracolito, El Danto, La
Culebra, Sabañón y Las Pavas, entre otros.
Unas diez mil personas, entre las cuales hay unos 4 mil brasileños y
colombianos indocumentados, trabajan en esos
puntos de la región del Guaniamo. El diamante
aquí se encuentra a una profundidad de trece metros. El terreno es completamente selvático y accidentado y sólo es posible horadarlo
con máquinas chupadoras. Esta mina, sin incluir el diamante que sale de contrabando, produce unos 5 millones de
bolívares mensuales, y significa desde el punto de vista social un aliviadero del
desempleo e incentivo a la economía de
Ciudad Bolívar, que es el centro de
relaciones comerciales de los mineros.
LO QUE DEBEMOS HACER
De acuerdo con opiniones del profesor José Baptista Gomes, del Ing. Andrés Eloy Peralta Rojas, del Ing.
Oleg Andreiev, del Ing. Francisco Izquierdo Franklin y otros profesionales, a
quienes para informaciones aisladas de prensa
y diferentes ocasiones nos ha tocado entrevistar, lo primero que deberían hacer es acabar con el régimen de libre
aprovechamiento y establecer un sistema de
minería controlado por el Estado por considerarse que la minería libre, tal como se practica actualmente, tiene grandes fallas de orden técnico y legal y deriva un, sinnúmero
de problemas sociales.
Seguidamente, reglamentar las labores de explotación del diamante a fin de acabar con una gama de
injusticias y garantizar al Fisco Nacional
y a los mineros la participación y la protección que corresponden; planificar y crear en Guayana una Bolea da Minerales o Banco del Diamante para adquirir al
contado la producción de medianos y pequeños productores mineros y facilitar asesoramiento técnico; crear una Escuela de Talla de Diamantes con miras a echar las bases de una industria de piedras preciosas; medidas enérgicas para acabar con el caos y la
especulación, estudio para localizar la roca madre del diamante y localización
de gemas en cauces antiguos, aluviones de los ríos actuales y establecer controles y servicios mínimos
sanitarios así como un servicio de educación y concienciación dirigido a un
comportamiento humano más social e integral.